3 sistemas internos nos preparan y nos activan para responder a nuestras necesidades, que aparecen en forma de amenazas, incentivos y calma. ¿eres consciente de ellos y de su nivel de presencia en tu vida cotidiana?
Tal y como muestra el esquema inicial, según el psicólogo Paul Gilbert, nuestro cerebro/cuerpo dispone de 3 sistemas de activación y regulación cognitiva, emocional y conductual, que operan en nuestro inconsciente. Cada uno se enfoca en aspectos distintos y activa un tipo de respuesta emocional y hormonal determinada cuando identifica situaciones que le son relevante.
Dos de los tres sistemas, el de amenaza y el de incentivo, nos mueven a la acción (modo hacer), ya sea para evitar la amenaza (pagar facturas, dar la talla en una reunión de trabajo, reducir la velocidad por miedo a multas a pesar de tener prisa, etc) o para enfocarnos a conseguir el incentivo (estar más en forma, tener más proyección en mi trabajo, etc). Por otro lado, el sistema de calma, nos orienta a conectar y disfrutar del presente sin ninguna intención más que sentir lo que éste nos está ofreciendo (de un paseo en la naturaleza, del sabor de una comida, de una charla con amigos, de un abrazo, o incluso y simplemente de sentirme vivo). Este sistema no me orienta a la acción para conseguir algo, sino que me orienta a conectar con lo que ya hay en mi o fuera de mi en este instante. El sistema de calma, entre otras sustancias, genera endorfinas, que nos ayudan a reducir el dolor (físico y emocional).
Nuestro estilo de vida actual, estresante y con constantes expectativas que cumplir, nos provoca una hiperactivación casi permanente de los sistemas de amenaza y de logro; es decir, estamos la mayor parte del tiempo enfocados en actuar para evitar cosas que no queremos que pasen o para alcanzar cosas que deseamos que pasen. Sin embargo, dedicamos muy poco tiempo a activar y cultivar nuestro sistema de calma.
Es más, la plasticidad cerebral hace que aquellos sistemas (y sus conductas asociadas) que más activamos se refuercen y por tanto tengan más facilidad para activarse en el futuro, en detrimento de los que activamos menos.
Una vida sana y equilibrada requiere de un sistema de calma más robusto, que tenga más presencia y protagonismo en nuestro día a día para que nos permita saborearlo más y mejor.
La práctica del mindfulness nos permite cultivar nuestra capacidad de focalizar nuestra atención, de conectar con nuestro cuerpo (sensaciones y emociones) y de observar nuestros pensamientos (en vez de “vivir dentro de ellos”). Estas 3 piezas son fundamentales para empezar a aprender a estar más en el presente (en cuerpo y mente), saborearlo más y soltar un poco los miedos y las ansias que nos aferran a vivir en el pasado y en el futuro.
Y tú, ¿en qué situaciones sientes que estás conectando y disfrutando del momento o sientes que estás de cuerpo presente y de mente ausente?
Si crees que puedo ayudarte a desarrollar tu capacidad mindful y a fortalecer tu capacidad de vivir el presente, estaré encantado de poder escucharte. 607 950 414 – asolerarpa@gmail.com